Concilio de las Nueve Tradiciones.

¡Ah, por la Edad de la Magia! ¡Un tiempo maravilloso con milagros al alcance de la mano! ¡Un mago inteligente y ambicioso podía hacer grandes cosas con sus Artes: invocar tormentas, conjurar espíritus, levantar castillos a partir de terrenos rocosos y destrozar ejércitos enemigos con un gesto de su poderosa mano! Ése es el ideal de los magos de las Nueve Tradiciones… o de algunos de ellos, al menos: un retorno a aquella edad pasada cuando la magia era una fuerza de cambio elemental y un mago podía comandar Artes que harían llorar de terror y quedarse congelado al hombre más valiente. Es un sueño maravilloso, uno que ha mantenido a las Nueve Tradiciones en marcha durante 500 años.

El orgullo por su visión personal y ancestral de las Artes da fuerzas a estos magos mucho más allá del punto en el que cualquier alma inferior se habría dado por vencida. En muchos sentidos, son los guardianes de la maravilla que se aferran a aspectos de su historia para dar al mañana una oportunidad de luchar. Y aun así, es también una visión egoísta, tan vinculada a su propia gloria que quienes la mantienen a menudo no se percatan del precio que ese sueño tiene para otros.
Así que, ¿son las Tradiciones valientes salvadoras de una pasada era de maravillas… o un descabellado experimento dirigido por gente primitiva con motivos egoístas y un comportamiento negligente? Honestamente, ambas cosas son ciertas. Aunque es justo decir que los magos de las Tradiciones luchan contra el asfixiante imperialismo de la Tecnocracia, también es justo decir que son pirados temerarios que prefieren las velas a las lámparas halógenas.

Las artes místicas de las Nueve Tradiciones han sufrido correctivos terriblemente severos a manos de cazadores de brujas mortales y de la Unión Tecnocrática… y aun así, dos de sus mayores desastres (la traición de la Primera Cábala y la caída de Doissetep) fueron autoinfligidos. Los Exploradores Tecnócratas pudieron desvalijar las Américas mientras el Alto Gremio dirigía el comercio de esclavos, pero fueron los Maestros Herméticos quienes marginaron a los Cuentasueños, despreciaron a sabios Akáshicos y rompieron una alianza de siglos con los Ahl-i-Batin en África y Asia por “la carga del hombre blanco”. Las Tradiciones han cometido muchos errores y sus propias atrocidades, y poseen una visión de la Ascensión que haría gritar de terror a la mayoría de humanos. ¿Son los buenos, entonces? En el traicionero mundo Despertado, ningún mago es realmente inocente y ninguna facción verdaderamente buena.

En el mejor de los casos, pueden vivir sus vidas siguiendo ideales elevados y usando sus poderes para hacer avanzar a la humanidad en su conjunto sin reducir a polvo a seres humanos. Ése es, entonces, el desafío de una Tradición de magos: aferrarse a lo mejor que tu grupo tiene que ofrecer y hacer que mañana sea mejor que ayer.

Un orgulloso patrimonio

A pesar de sus muchos errores, las Tradiciones tienen mucho de lo que estar orgullosas. Durante medio milenio, el Concilio ha defendido la diversidad, la cooperación y el respeto mutuo por encima de las divisiones culturales. Esto podría no parecer gran cosa en la actualidad, especialmente debido a los muchos fallos del Concilio en lo que se refiere a los Cuentasueños en concreto.

Aun así, la amplia variedad de gente que se ha ganado el título de Maestro entre las Tradiciones no se ha visto limitada por raza o credo, sólo por logros. En épocas en las que las brujas eran consideradas más adecuadas para encender un fuego que como compañeras, cuando los católicos quemaban protestantes y ambos quemaban judíos, cuando los gobiernos blancos consideraban a los no blancos menos que humanos (y a las mujeres a menudo menos que eso), el Concilio consideraba a cada mago de las Tradiciones según el mismo estándar: sé bueno en lo que haces y hazlo bien.

Tierra y fuego

Aunque se originó con nueve miembros propicios, el Concilio ha pasado la mayor parte de su existencia con ocho Tradiciones. Considerando que el 8 significa el mundo mundano (frente a la perfección de mente y espíritu que representa el 9), es comprensible que las Tradiciones a menudo hayan estado a un paso de la perfección. Aun así, el 8 también tiene una significancia cósmica. Hay ocho sendas para la realización espiritual, ocho radios en la rueda budista y ocho pétalos en la flor de loto; 2 x 2 x 2 es igual a la perfección en su tercera iteración y simboliza el elemento de la Tierra. Quizás el Concilio necesitaba poner los pies en la tierra antes de volver a la brillante significancia del nueve, cuya tercera iteración, 3 +3 +3, es igual al elemento Fuego. Sin duda, el fuego ha simbolizado al Concilio desde que los Adeptos Virtuales se unieron en 1961. Los infiernos de la Primera y la Segunda Guerra Mundial trajeron a las Tradiciones de vuelta del umbral del estancamiento y los fuegos de la rebelión caldearon su revolución contracultural. El explosivo final de Doissetep y los fuegos de la purga de la Tecnocracia quemaron lo que le sobraba a las Nueve Tradiciones. Los Herméticos equiparan la carta de la Torre del tarot con la destrucción de Horizonte y la inmolación de Doissetep; todas ellas significan el colapso de instituciones seguras, pero asfixiantes. Al entrar en el nuevo milenio, las Nueve Tradiciones están en forma, listas y preparadas para sobresalir.

Aunque han preservado algunas de las viejas formalidades de sus orígenes renacentistas, las Tradiciones prefieren vivir en el presente. Sus rituales y herramientas pueden parecer arcaicos a veces, pero sus sentimientos son más actuales de lo que la mayoría de gente cree. A pesar de su reputación de ser viejos cascarrabias (una acusación que puede ser cierta para algunos de los más viejos Maestros, pero no para los miembros actuales), los magos de las Tradiciones son mucho más dinámicos que sus rivales Tecnócratas. Su enfoque es también más clásico y romántico. Para bien o para mal, cuando dices “mago”, la mayoría de la gente piensa en las Tradiciones.

Metas e ideales comunes

A lo largo de siglos de conflicto, ciertos principios han mantenido en marcha a las Tradiciones de magos. Un Hermético podría gruñirle a un Cultista, no estarse quieto ante las meditaciones de un Akáshico o poner los ojos en blanco cada vez que un Corista comienza a sermonear y preguntarse qué cojones ve un Adepto en su estúpida computadora de las narices. Sin embargo, los cinco magos probablemente sigan los siguientes ideales:


Excelencia

Hay una razón por la que el Concilio escogió la palabra arête para representar la mayor cualidad de un mago. Significa “excelencia” y es lo que más valora el Concilio. Cualquiera puede ser un Maestro de una Tradición si él, ella u ocasionalmente el pronombre de género neutro elle trabaja duro, lucha por perfeccionar las Artes y mantiene sus juramentos, promesas y honor. Sí, los magos de las Tradiciones mienten, traman y no cumplen sus elevadas metas; aun así, en lo que concierne al Concilio, la meta de la excelencia es la más elevada aspiración mortal. Y por ello, los miembros de las Tradiciones buscan conocimiento y soportan adversidades para poder llegar a ser más merecedores del título mago.

Diversidad

Desde su creación, el Concilio de las Tradiciones ha tenido sitio para cualquiera que pueda cumplir los estándares de excelencia. Ni el sexo, ni el credo ni la etnia han impedido a las Tradiciones aceptar a Adeptos dignos. Eso no quiere decir que no hayan sido…, bueno, siendo honestos, racistas; especialmente de cara a los Cuentasueños lo han sido y en ciertos aspectos siguen siéndolo. Aun así, considerando los orígenes del grupo en la Europa medieval, ha sido sorprendentemente diverso.

A diferencia de la monolítica Unión Tecnocrática, las Tradiciones encuentran fuerza en la flexibilidad. Son como los juncos, no como el roble. Un planteamiento de la vida y la Magia diverso ha mantenido ágiles a las Tradiciones… lo cual podría ser la razón de que el grupo haya soportado tantos desafíos.

Cuando un mago o Tradición flaquea, los demás aceptan la carga; donde una prospera, el resto comparte los beneficios. Ese heterodoxo planteamiento de la Magia ha permitido que el Concilio medre también en la era actual. Donde muchos de los Oficios Dispares se han estancado, el Concilio ha avanzado con el cambiante espíritu de los tiempos, llevando al siglo xx a un poderoso… aunque precario… vanguardismo. Hoy en día, las Tradiciones son más diversas que nunca.

Conforme los viejos magos mueren, su legado colonial también se desvanece. Mientras tanto, otros magos han rechazado soportar más mierda de mohosos viejos de raza blanca y ahora llevan sus asuntos a la mesa… o al campo de certámen… cuando es necesario.

Aún hay problemas, por supuesto; eso es inevitable. Aun así, el principio de Valemus ex pluribus (“Siendo muchos, somos fuertes”) es una antigua tradición del Concilio.

Respeto

El poder compartido exige respeto mutuo… especialmente cuando el poder en cuestión puede literalmente poner a la gente del revés. Las formalidades entre los miembros del Concilio reflejan el respeto que cada miembro se ha ganado. A diferencia de los rangos hereditarios o adquiridos tan comunes en el reino de los mortales, los títulos del Concilio se ganan mediante logros. Un mago de las Tradiciones debe superar ciertas pruebas y dominar ciertas Artes antes de que se le conceda un título formal. Incluso ahora, cuando tantas viejas instituciones han quedado descartadas debido al progreso o la necesidad, los títulos formales deben ganarse, no asumirse.

Aun así, hasta los rangos más bajos del Concilio merecen un cierto respeto bajo las leyes de éste. Seguro, un Maestro arrogante tratará a sus compañeros como a basura; desde cierta perspectiva, se ha ganado el derecho a hacerlo.

Dicho esto, incluso el mago más condescendiente tiende a conceder más respeto a sus compañeros magos o acólitos leales que a otros simples mortales. La etiqueta “Durmientes” separa a un miembro de una Tradición de la masa de la humanidad no Despertada y, aunque es muy despectivo para las masas, también refleja el principio de respeto dentro del propio Concilio.

Los Durmientes

La iluminación es algo curioso: puede cegarte ante cosas supuestamente pequeñas como el sufrimiento humano y, aun así, abrirte los ojos y el corazón tanto que todo sufrimiento se convierta en una afrenta contra la vida misma. Y así, los magos del Concilio abarcan desde gente increíblemente compasiva que arriesgará todo para paliar el dolor de un extraño a máquinas de guerra que destrozarán todo un vecindario porque los residentes sencillamente se reencarnarán de todas formas.

Idealmente, el Concilio se formó para proteger a la gente común de los hechiceros rivales. Hasta cierto punto, ese ideal implica más marketing que realidad. El protocolo declara: “protege a los Durmientes”, así que la mayoría de miembros de las Tradiciones lo hacen. Aunque, más allá de eso, hay un sentido de responsabilidad hacia el mundo no Despertado, aunque sólo sea porque el Concilio sabe cuánta Magia depende de que la gente crea en ella.

Generalmente, el Concilio también desaprueba la coacción. Se les debería permitir a los Durmientes tomar sus propias decisiones y encontrar sus propias vías hacia la realización espiritual. En el pasado, los Maestros de las Tradiciones usaron sus poderes para imponer creencias o castigar la desobediencia… y ese pasado avergüenza al Concilio en su totalidad. Especialmente para magos que provienen de culturas que han sido oprimidas o esclavizadas, el principio de libertad de elección, incluso cuando esa elección pone a las Tradiciones en el lado equivocado de la realidad, es inquebrantable. “Si sencillamente forzamos a los Durmientes a aceptarnos”, dice su razonamiento “o simplemente los drogamos hasta que sigan nuestra guía, no seremos mejores que los Tecnócratas”.

Magia

Aunque ciertos tecnomantes tienen problemas con el término, la idea de la Magia es uno de los principios fundamentales del Concilio. Para la mayoría de Tradicionalistas, la Magia es el Arte y la Ciencia de transformar la realidad por medio de tu Voluntad y entendimiento. Aunque a menudo no están de acuerdo en cuanto a los métodos específicos (en términos de juego, el foco; ver los epígrafes de las Tradiciones más adelante, los magos de las Tradiciones comparten una creencia común: cambias la realidad porque sabes que PUEDES.

A falta de un término mejor, están de acuerdo en llamar a esta creencia “Magia”. Esta creencia ha ayudado al Concilio a superar sus muchas tribulaciones y divisiones. Incluso ahora, cuando la tecnología avanzada gobierna el mundo, los magos mantienen su fe en la magia. Sí, usarán sus propios términos en conflicto para definirla… o incluso, en el caso de Eteritas y Adeptos Virtuales, sacudirán sus cabezas ante un término tan ridículo. Aun así, la Magia es el núcleo del Concilio, la fe que lo une más allá del desastre.

Ascensión

Todos los demás elementos llevan a los cimientos sobre los que descansan las Tradiciones: el ideal de la Ascensión. Aunque todos ellos tienen ideas diferentes sobre los detalles, los miembros del Concilio están de acuerdo en que una intersección de trascendencia personal y desarrollo de la humanidad es la mayor aspiración de un mago. La gente merece algo mejor que un miserable Mundo de Tinieblas, más que sedación u olvido. Según el Concilio, esta rota cáscara de Creación no puede ser lo mejor que podemos lograr. Y por ello, incluso cuando ese ideal parece más lejano que nunca, las Tradiciones buscan la perfección personal y la mejora del hombre.